Para poder comercializar sus productos en varios países, los fabricantes e importadores deben garantizar la conformidad de estos productos con el marco normativo correspondiente, así como con los requisitos nacionales de los países en cuestión.
En los últimos años se han realizado importantes avances hacia la armonización de dichos requisitos y el reconocimiento mutuo de las pruebas de conformidad y las certificaciones, tomando como punto de partida de este proceso las normas europeas y norteamericanas.
Aun así, los trámites exigidos por los distintos países difieren mucho, lo que resulta problemático a la hora de gestionar programas de conformidad globales. Estos requisitos tan variados se refieren no solo a las especificaciones técnicas que deben cumplirse, sino también a los trámites y procedimientos específicos necesarios para obtener la aprobación reglamentaria a nivel nacional.
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